Pablo Rebolledo Dujisin, director de la Escuela de Ciencias Ambientales y Sustentabilidad de la Universidad Andrés Bello, y director de la carrera de Administración en Ecoturismo UNAB, Sede Viña del Mar.
En este mes que celebramos el Día Mundial del Reciclaje, es oportuno reflexionar sobre el estado del reciclaje en Chile y la urgencia de adoptar prácticas más sostenibles para reducir nuestra huella ambiental. A pesar de los esfuerzos, solo un pequeño porcentaje de la basura generada en el país se recicla. Según datos recientes, aproximadamente el 10% de los residuos sólidos urbanos se reciclan, un número que revela la necesidad de una mayor concientización y acción.
Los recicladores de base desempeñan un papel crucial en este proceso. Estos trabajadores informales son los verdaderos héroes del reciclaje, recuperando materiales valiosos que de otro modo terminarían en vertederos. Su labor no solo reduce la cantidad de basura, sino que también contribuye significativamente a la economía circular. Sin embargo, estos recicladores a menudo trabajan en condiciones precarias y sin el reconocimiento que merecen. Es fundamental apoyarlos y formalizar su labor, integrándolos plenamente en los sistemas de gestión de residuos.
A lo largo de Chile, la oferta para reciclar y compostar ha crecido, con numerosos puntos de reciclaje y programas de compostaje comunitarios. Sin embargo, la infraestructura y la educación sobre cómo y qué reciclar siguen siendo insuficientes. La ciudadanía necesita más información y facilidades para participar activamente en estas prácticas.
El rol de los ingenieros ambientales es esencial en este contexto. Estos profesionales están a la vanguardia de la innovación en el reciclaje, desarrollando nuevas tecnologías y métodos para procesar materiales que actualmente no se reciclan eficientemente. Su trabajo es crucial para cerrar el ciclo de vida de los productos y minimizar los desechos.
Asimismo, los especialistas en ecoturismo tienen un papel importante en promover un turismo con menor impacto ambiental. Estos expertos pueden diseñar experiencias turísticas sostenibles que reduzcan la generación de residuos y fomenten prácticas responsables entre los viajeros.
Es vital entender que el reciclaje, aunque importante, es una acción remedial: una vez que los residuos existen, el daño ambiental ya está hecho. Por eso, debemos ir más allá del reciclaje y enfocarnos en reducir la generación de basura desde el principio. Reutilizar, reciclar y compostar son acciones valiosas, pero debemos aspirar a un objetivo más ambicioso: la basura cero.
Por ejemplo, ¿es realmente necesaria la caja de cartón que envuelve el tubo de pasta dental? ¿Podríamos evitar el uso de plásticos desechables en la fiambrería llevando nuestros propios tuppers? Estas son preguntas que todos debemos hacernos para reducir la producción de residuos.
Incorporar la reutilización en nuestro ADN es crucial. Antes de comprar o desechar, debemos considerar alternativas más sostenibles. Cada acción cuenta: llevar bolsas reutilizables, elegir productos sin embalaje excesivo y reparar objetos en lugar de reemplazarlos.
Finalmente, el reciclaje debe ser el último recurso en una serie de prácticas orientadas a minimizar los residuos. La verdadera sostenibilidad se logra cuando reducimos nuestra producción de basura al mínimo. En este Día Mundial del Reciclaje, hagamos un compromiso colectivo por un futuro con menos residuos y más conciencia ambiental. Solo así podremos proteger nuestro planeta para las generaciones venideras.