Por sus contribuciones científicas a la mejora de la resiliencia costera contra tsunamis y desastres costeros, el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN, recibió el “Premio Hamaguchi 2023”, que desde el 2016 se entrega en el marco de la conmemoración del “Día Mundial de Concientización sobre los Tsunamis” que se celebra el 5 de noviembre.
El Dr. Patricio Catalán, académico del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Técnica Federico Santa María, miembro de CIGIDEN, viajó a Japón para recibir el reconocimiento en la categoría Organización junto a otros integrantes del Centro, quienes participaron el pasado 1° de noviembre de la ceremonia de entrega que se efectuó en Tokio, capital del país asiático.
Actor esencial
Durante el encuentro, se realizó la presentación de CIGIDEN, indicando que ha sido fundamental para superar los grandes déficits que Chile tenía antes del terremoto del 2010 tanto en ciencia, ingeniería y tecnología de tsunamis, agregando que ha contribuido a aumentar el número de especialistas e investigadores y ha realizado importantes contribuciones que van desde física e hidrodinámica, sistemas de alerta temprana, planificación urbana y evacuación de tsunamis, educación y concientización, en colaboración con pares nacionales e internacionales.
Asimismo, indicaron que el Centro ha aportado al desarrollo del sistema de alerta de tsunamis de última generación operado por el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile (SHOA), al tiempo que apoya al Servicio Nacional de Gestión de Riesgo de Desastres.
De la misma forma, comentaron que CIGIDEN ha desarrollado directrices iniciales para la evacuación vertical y la evaluación del peligro de tsunami, convirtiéndose en un actor esencial no sólo en términos científicos, sino también en la transferencia efectiva de esta ciencia al público en general.
Hamaguchi Goryo
El premio internacional lleva el nombre de Hamaguchi Goryo, quien en 1854 guio a los habitantes de su aldea hasta las partes altas al percatarse que la marea estaba bajando. Lo anterior lo logró quemando las cosechas de arroz, lo que sirvió como advertencia a la comunidad.
Con esta acción, logró salvar a cientos de personas puesto que luego se produjo un tsunami de alta intensidad que fue el resultado del terremoto Ansei Nankai.
No obstante, su trabajo no concluyó ahí. Tras el desastre organizó a la aldea y construyó un terraplén a lo largo de la costa, donde además plantaron árboles. Así, cuando en 1946 llegó otro tsunami, la aldea estaba protegida y las olas no llegaron al pueblo.
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