A propósito del Quiebre de la Democracia: Promover la conciencia histórica desde un pasado controvertido

Dra. Gabriela Vásquez Leyton, académica de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la UNAB, Sede Viña del Mar.

En estos días en que estamos próximos a conmemorar los “50 años del Golpe militar en Chile”, debemos repensar cómo se ha venido desarrollando la vida política actual para valorar y defender permanentemente los principios que resguardan la convivencia ciudadana. Ya que aquel 11 de septiembre de 1973, con el bombardeo al palacio presidencial de La Moneda, no sólo se puso en evidencia el quiebre del consenso, producto del deterioro de las relaciones sociales y la falta de acuerdo, por sobre todo, se demostró el desgaste de los valores democráticos que habían caracterizado la vida republicana gran parte del siglo XX.

Este nuevo aniversario debe traer consigo revisiones y análisis que busquen el fortalecimiento de una conciencia histórica en los ciudadanos, no sólo desde lo que vivieron durante el régimen autoritario sino que también los hijos de la Democracia y quienes percibimos los efectos de dicho proceso histórico. Y es en este este contexto que se entienden las palabras del Presidente de la República de Chile, Gabriel Boric Font, quien en su Cuenta Pública, llamó a fortalecer la tolerancia, el respeto y la unión de todas y todos. Por tanto, es un llamado la defensa de la democracia y la valoración permanente de los derechos humanos, frente a un tema complejo de la historia reciente de nuestro país, que representa una historia viva, candente y que ha divido históricamente a la sociedad chilena, donde muchas heridas aún están abiertas y se presentan posiciones disímiles sobre sus causas, desarrollo y consecuencias de este hecho histórico.

Por ello, la enseñanza de la Historia escolar debe sustentarse en los principios de una ciudadanía democrática, promoviendo que los canales democráticos guíen la vida de las y los ciudadanos, fundamentándose en el diálogo y la búsqueda de acuerdos, así como también en la promoción de la libertad de todos y todas las personas que formamos parte de esta sociedad. La escuela debe fortalecer los principios de la vida en democracia, generando instancias para la participación activa de todos los actores, el actuar responsable frente a las decisiones que determinan los procesos sociales, políticos y económico de un país como el nuestro cada vez más diverso, es decir, desarrollando instancias que permitan construir y valorar una sociedad más justa.