Hay elementos que como docentes y estudiantes escapan aparentemente de nuestro control en el escenario que se describe, pero sin duda hay también cosas que podemos hacer para acompañar este proceso.
A los estudiantes interpelarlos a hablar y priorizar la salud mental, quizás uno de nuestros mayores desafíos como sociedad. Los datos son claros; los jóvenes son parte de una generación que ha visto afectada esta dimensión en una sociedad exitista, individualista y competitiva que no siempre se da espacio a esta crítica, y que en post pandemia ha quedado aún más fragilizada.
Como docentes, debemos desnaturalizar la combinación de cuerpos cansados y mentes estresadas. Esto es un desafío para la educación en general. Para ello, el apoyo emocional y psicoeducativo es una vía para contener las ansiedades y preocupaciones de un nuevo año académico.
Transparentar los procesos, destacar sus capacidades, generar un ambiente de apoyo mutuo, construcción conjunta de diálogos y un clima que les motive y re-conecte con sus motivaciones, metas tanto personales como sociales y los desafíos que como colectividad tenemos. A trazar un sentido amplio de su contribución profesional para la cual se están preparando.
Carla Valdés Sarmiento
Académica Trabajo Social U. Andrés Bello, sede Viña del Mar
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