El Presidente de la República en la reciente cuenta pública reafirmó el compromiso del Estado chileno con una educación de calidad para todas y todos los estudiantes del sistema escolar, haciendo mención al “Congreso Pedagógico & curricular” que fue convocado el año anterior por la cartera de educación y que buscaba dialogar de manera participativa y amplia sobre las implicancias de un cambio de currículo en las actuales bases que están publicadas desde el 2012 en su versión para educación básica y 2013 para educación media. Este análisis convocó a distintas comunidades educativas, partir de preguntas que invitaban a la reflexión sobre qué enseñar (conocimientos, contenidos), cómo enseñar (procedimientos y habilidades) y para qué enseñar (valores, actitudes). Los resultados indican que es necesaria una revisión a las temáticas y las asignaturas que se consideran centrales en el currículum escolar y como estos se desarrollan, de que forma se consideran los intereses, conocimientos y motivación de las y los estudiantes, así como se desarrollan habilidades de pensamiento crítico, las estrategias didácticas y las experiencias vitales del estudiantado. En este sentido, además, se evalúan los espacios tradicionales de clases y se promueven actividades didácticas al aire libre y en la naturaleza, lo que implica una reorganización de la jornada escolar y de la organización del tiempo pedagógico.
Se deben generar transformaciones estructurales del sistema educativo que permitan reducir las brechas socioculturales para garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad que entregue oportunidades de aprendizaje para todos, según lo establecido en el compromiso del país con la Agenda 2030 y los objetivos de desarrollo sostenible propuestos por la UNESCO.
El sistema educativo en su conjunto debe resignificar las prácticas escolares, analizar la profesionalización docente, establecer temporales y físicos importantes para planificación y diseño de materiales didácticos que desarrollen la innovación, la creatividad, la indagación y la resolución de problemas, lo cual implica revisar las horas no lectivas (estructura 65/35) y los estándares de la profesión docente. Y desde la formación inicial de profesores, significa fortalecer su formación, valorando la transposición didáctica de los contenidos en las prácticas escolares. Solo de esta forma se podrá responder eficientemente a los desafíos y las problemáticas que enfrenta la escuela hoy, relacionados con la diversidad, los valores democráticos y el respeto por los derechos fundamentales de las personas.
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