Alejandra Salinas Molina, académica de Kinesiología de la UNAB Sede Viña del Mar
El envejecimiento es un proceso natural, universal, multifactorial e irreversible que involucra una serie de cambios en diferentes sistemas corporales. Algunos de estos pueden significar ganancias, mientras otros estarán relacionados con pérdidas. Uno de los cambios más relevantes asociado al sistema músculoesquelético corresponde a la sarcopenia, definida como la pérdida de masa muscular que tendrá como resultado la disminución de la fuerza (dinapenia).
La principal consecuencia de la sarcopenia será la pérdida de la independencia funcional en actividades de la vida diaria (cuidado personal, higiene, compras, socialización, entre otras.), lo que la convierte en un factor que tendrá directa relación con la dependencia en las personas mayores.
La presencia de la sarcopenia, probablemente, tendrá un inicio silencioso que podrá identificarse cuando la masa y la fuerza muscular sean bajas. Es por este motivo que cobra relevancia estar atentos a signos clínicos que podrían estar indicando su presencia, considerando que la pérdida de masa muscular irá aumentando progresivamente pasados los 50 años. Algunos de estos signos serán: lentitud al caminar, o disminución de la velocidad en el desplazamiento, pérdida de agilidad y sensación de cansancio asociada a falta de fuerza (de agarre con las manos o de los miembros inferiores).
Otra consecuencia igualmente relevante es el aumento en las caídas y problemas de equilibrio, lo que puede tener consecuencias de diversa consideración, llegando incluso a la muerte.
Algunos de los elementos responsables de la sarcopenia son la pérdida de unidades motoras, factores hormonales y el estilo de vida que considera la alimentación, cuidados generales de salud, control de enfermedades crónicas y actividad física.
El ejercicio se presenta como una de las alternativas no farmacológicas más efectivas para contrarrestar el avance de la sarcopenia y sus lamentables consecuencias, teniendo un positivo impacto, tanto en el aumento de la masa muscular, como en la función de ésta. El entrenamiento de fuerza, en combinación con ejercicios de flexibilidad, resistencia y equilibrio serán la receta que le permitirá a las personas mayores sostener un adecuado rendimiento funcional, y de esta manera tener una vejez activa e independiente.