El regreso a Chile de los últimos fósiles de dinosaurio chileno y del cocodrilo prehistórico

Lfosiles 1080 x 1080_ (002)os últimos fósiles encontrados por el Dr. Manuel Suárez, académico de la carrera de Geología UNAB, Sede Viña del Mar, fueran recolectados en el transcurso de exploraciones efectuadas en los años 2013, 2014 y 2015. Su preparación y estudio estuvo a cargo de un equipo científico del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN) de Buenos Aires.

La prestigiosa revista científica Nature publicó el 27 de abril de 2015 un artículo que describía un dinosaurio, el Chilesaurus diegosuarezi, hallado por el Dr. Manuel Suárez, actualmente académico de la carrera de Geología de la UNAB, Sede Viña del Mar, y la geóloga del Sernageomin, Rita de la Cruz. Aunque en realidad, los primeros pequeñísimos huesos fósiles fueron descubiertos por Diego Suárez Cruz, que en esa fecha tenía 7 años y con ello se abrió el Mundo Jurásico de la Patagonia. Diego no solo dio su nombre al dinosaurio, sino que también se incorporó al libro de Récords Guinness como la persona más joven en descubrir una nueva especie de dinosaurio en el mundo. La publicación del descubrimiento fue una noticia que recorrió el planeta porque esta nueva especie reunía características anatómicas de dinosaurios herbívoros y carnívoros, marcando un hito crucial en el conocimiento de la evolución de estos animales. Investigadores argentinos que formaron parte del grupo de estudio incluyen al Dr. Fernando Novas, Dr. Leonardo Salgado, el Dr. Federico Agnolín, Marcelo Isasi, expertos de nivel mundial en el estudio de dinosaurios, del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia” (MACN), de Buenos Aires.

Pero el Chilesaurus, no estaba solo, vivía acompañado de otras tres especies de dinosaurios saurópodos (herbívoros de cuello largo). Estos registros proveen información relevante acerca de la pobremente conocida historia evolutiva de los saurópodos sudamericanos, previa al Cretácico. Asimismo, en las últimas campañas en terreno este mismo equipo binacional de científicos sudamericanos encontró los restos de una nueva especie de cocodrilo: Burkesuchus mallingrandensis, cuya descripción también se publicó en una revista del grupo Nature. El nombre hace mención al poblado de Mallín Grande, ubicado en el lado sur del lago General Carrera, a 30 km de Puerto Guadal, y desde dónde partieron las expediciones de a caballo.

El abuelo de los cocodrilos modernos

En el año 2021, tras estudiar los huesos fosilizados, el Burkesuchus mallingrandensis fue reconocido como una nueva especie; por eso estos restos son considerados un holotipo, es decir, el primer espécimen hallado y que se usa para designar a la especie. En este tipo de fósiles no se puede hacer análisis de ADN. La manera de determinar una nueva especie es cotejando los restos con otros similares, un trabajo de anatomía comparada.

Este cocodrilo vivió hace aproximadamente 148 millones de años. «Tiene la importancia de representar algo así como el abuelo de los cocodrilos modernos», señaló Fernando Novas cuando se dio a conocer esta especie en la revista Scientific Reports. «Medía cerca de 70 centímetros de largo, se alimentaba probablemente de invertebrados y podría haber estado provisto de dientes puntiagudos que le permitían capturar sus presas», añadió.

El primer lote de fósiles estudiado en el MACN ya regresó al país y están en el Museo Nacional de Historia Natural y en el Museo Regional de Aysén, donde también hay réplicas que puede observar el público. Ahora están en Chile el último grupo de fósiles trabajado en el MACN. Salieron del país encerrados en la roca dura que los preservó durante millones de años y actualmente sus restos que fueron “des-cubiertos”, estarán en museos del país.

Trabajo del MACN

El último grupo de fósiles ingresó al país trasandino en noviembre de 2017. El académico agregó que “se cortaba con sierra la roca y se protegía con yeso, para luego iniciar un largo viaje hasta los laboratorios del MACN en Argentina”.

Los trabajos llevados a cabo en este museo, desde esa fecha hasta agosto de este año, consistieron en retirar la cubierta rocosa mediante el uso de martillos neumáticos con uso de lupas binoculares, puntas de widia, minitornos eléctricos, entre otras herramientas especiales. Los huesos fosilizados han sido tratados con diversos pegamentos y consolidantes.

Suárez explicó que esta labor tuvo retrasos por el estado de emergencia a raíz de la pandemia de Covid-19, que impidió el acceso a los talleres del MACN durante varios meses de 2020 y 2021. Sin embargo, las tareas se retomaron en los últimos meses del año 2021, lo que permitió avanzar con la devastación de la roca que rodeaba a los diversos ejemplares. El Dr. Fernando Novas mencionó que aún falta finalizar con la liberación de roca de estas especies para permitir su estudio definitivo, siguiendo parte de este quehacer científico en proceso.

“Su destino al MACN en Buenos Aires fue por ser un centro de excelencia mundial en cuanto a la paleontología de dinosaurios. Antes de poder estudiarlos, hubo que preparar minuciosamente las muestras de roca. La preparación consistió en desenterrar los fósiles de la durísima roca en que se encontraban, ya que no se veían en la superficie. Solo el cráneo del cocodrilo se apreciaba en una de las piezas”, puntualizó el académico.

La edad de los fósiles se logró obtener por métodos radiométricos de las intercalaciones volcánicas en la sucesión sedimentaria fosilífera (análisis efectuado en laboratorio de Australia, logrando así identificar una edad que los situaba en el Mundo Jurásico).

Estos procedimientos se enmarcaron en proyectos de exploración e investigación subvencionados por Proyecto FIC BIP 40000501-0, cuyo titular fue el Dr. Manuel Suárez. A continuación, se publicaron las investigaciones realizadas en un proyecto FONDECYT junto a la geóloga Rita de la Cruz. “Durante el desarrollo del proyecto FIC, se avanzó en el conocimiento de los estratos rocosos que contenían los dinosaurios y cocodrilo, como modo de determinar la edad y el ambiente en que vivieron estos animales, participando en este estudio cinco estudiantes de la carrera de Geología de la UNAB, quiénes llevaron a cabo sus memorias de título con dichos trabajos”, concluyó Suárez.