Cuidar es perjudicial para la salud: La paradoja del cuidado no remunerado en Chile y la urgencia de un sistema nacional de cuidados hacia la protección de los derechos humanos de todos y todas

話をする介護職員とシニア女性Dra. Déborah Oliveira

Académica de la Facultad de Enfermería

Universidad Andrés Bello

Sede Viña del Mar

El número de personas que necesitan apoyo y cuidados es creciente en Chile. Datos de 2022 muestran que 1 de cada 5 personas (17,8%) con 18 años o más tiene al menos una discapacidad, de las cuales el 21,3% son mujeres y el 13,1% son hombres, y una gran proporción (41,5%) se encuentra en el grupo socioeconómico más bajo. La prevalencia de discapacidad varía entre el 34,5% (leve a moderada) y más del 64% (grave), de los cuales el 9,8% necesita atención y apoyo a largo plazo para llevar a cabo sus actividades de vida diaria, como comer, moverse, y comunicarse, lo que es esencial para garantizar sus derechos humanos.

A pesar de estas cifras, la gran mayoría de las personas con necesidades de cuidados no cuenta con una ayuda formal por parte del gobierno, y se apoyan casi exclusivamente en la atención no remunerada brindada por sus familiares, que son en su mayoría mujeres y de bajo nivel socioeconómico. Un estudio publicado por el Instituto Milenio para la Investigación del Cuidado (MICARE) en diciembre del último año mostró que entre el 79% y el 89% de las personas cuidadoras en Chile son mujeres, más del 40% tiene entre 40 y 59 años, entre el 35% y el 43% tiene un nivel educativo medio o menor, y entre el 77% y el 89% viven junto con la persona a la que cuidan. Además, más del 80% brinda atención a diario, en promedio 18 horas al día.

La alta carga de cuidados de las familias, especialmente las mujeres, conlleva a desafíos económicos y de disparidad de género, ya que muchas se encuentran afuera del mercado laboral y del sistema educacional debido a su labor del cuidado. Si bien ellas brindan cuidados de forma no remunerada, gran parte de las personas cuidadoras aun así pagan de sus propios bolsillos la totalidad, o casi la totalidad de los costos asociados al cuidado, y reportan un alto impacto negativo en su salud y bienestar. Datos muestran que más del 40% de los cuidadores en Chile han sufrido mental y físicamente debido a la falta de apoyo, y aproximadamente el 60% presenta síntomas depresivos. En el contexto de la atención a las personas que viven con demencia, un estudio mostró que el 69% tenía un nivel intenso de carga percibida, el 61% tenía síntomas depresivos y el 67% tenía ansiedad. Los datos del estudio del MICARE también mostraron que entre 23% y el 44% de las personas cuidadores de aquellos con discapacidad intelectual y del neurodesarrollo (DID) y personas mayores con necesidad de cuidados reportan un impacto negativo en múltiples áreas de sus vidas, incluyendo su salud física y mental.

Si bien el gobierno de Chile apoya a las familias con la oferta de servicios formales de cuidado a personas con necesidades de cuidado, lo hace solo en un área geográfica muy limitada. En la actualidad, aproximadamente 90 municipios (de un total de 346) cumplen con los estándares operativos mínimos para ser elegibles, como contar con la capacidad necesaria para la prestación de servicios y un sistema de inspección para las instituciones de atención a largo plazo. Esos servicios incluyen la formación de los/as cuidadores/as formales que prestan servicios de atención domiciliaria, así como los servicios de apoyo para cuidadores no remunerados.

Es urgente y fundamental repensar y reestructurar la organización de los cuidados en nuestra sociedad actual a fines de humanizar nuestras relaciones y garantizar los derechos de las personas con necesidades de cuidados y personas cuidadoras ahora y en el futuro. Por lo anterior, la nueva política nacional de cuidados que está en preparación por el gobierno tendrá un rol fundamental en reconocer, reducir y redistribuir esta carga de cuidados actualmente asumida por las familias en Chile, hacia la implementación de modelos de cuidados corresponsables no solamente entre hombres y mujeres, sino también entre el Estado, el mercado, la comunidad y los hogares.