El Día Internacional contra el Cambio Climático (24 de octubre) nos llama a reflexionar sobre nuestros patrones de comportamiento y hábitos de consumo. Es innegable que estamos antes una crisis climática y que cada uno de nosotros puede tomar acción.
El último informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) indica que las emisiones anuales promedio de GEI durante 2010–2019 fueron mayor que en cualquier década anterior. Este escenario hace extremadamente necesario contar con medidas más ambiciosas que logren disminuciones drásticas de emisiones para lograr limitar el calentamiento global a 1.5°C, sobre los niveles preindustriales.
La acción climática es fundamental, considerando políticas, marcos regulatorios e instrumentos de mercado que permitan tomar medidas concretas. Por ejemplo, acelerar las cero emisiones netas, mejorar e incentivar las iniciativas de eficiencia energética, incorporar más y mejores tecnologías en energía renovable, que además han disminuido sus costos, incentivar el desarrollo de combustibles alternativos como el hidrógeno verde, impulsar la movilidad eléctrica, entre otros. Otro aspecto importante tiene que ver con la naturaleza y como invertir en soluciones para el mejorar uso de la tierra y aumentar la siembra de árboles que ayudan a una mayor absorción de CO2.
Existe aún la oportunidad de limitar el aumento de las emisiones a niveles críticos, pero debemos actuar ahora. Es crucial entonces un trabajo en conjunto entre los distintos sectores de nuestra sociedad, gobierno, sector privado y sociedad civil, evitando así el costo de la inacción.
Romina Reyes Torres
Directora Sostenibilidad Universidad Andrés Bello