El 2 de abril se conmemora el Día Mundial de Concienciación del Autismo, fecha creada por la Organización de las Naciones Unidas el 2007 en torno a realizar acciones para sensibilizar a más personas sobre las condiciones del espectro autista.
En este sentido, Chile va de la mano de las políticas de inclusión a nivel mundial con la creación de diversas leyes e instancias que permiten el normal desarrollo de las personas con esta condición. Para la académica de la Escuela de Pedagogía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y profesora de Educación Diferencial con mención Trastornos de Aprendizaje Específicos, Sandra Catalán, “en Chile ha habido un avance importante en temas de la atención, si bien todavía existen bastantes desafíos y áreas de mejora como en todos los ámbitos de inclusión, no solamente de personas en situación de discapacidad, sino que en temas de género e interculturalidad”.
Catalán agregó que podemos nombrar, por ejemplo, la Ley de Inclusión Escolar que apoya la incorporación de todos los estudiantes y “es también un avance cierto para aquellas personas, niños y niñas que se encuentran en alguna situación de discapacidad; la Ley 20.845 del año 2015 y la Ley 21.545 del año 2023 que promueve la inclusión y la atención integral de personas con trastorno del espectro autista, tanto a nivel social, a nivel de salud y a nivel de educación”.
La profesora de la Escuela de Pedagogía de la PUCV también sostuvo que es crucial para un niño con autismo que la familia se involucre plenamente en su proceso de aprendizaje. “Para las familias es importantísimo informarse sobre el trastorno, conocer qué características tiene, cuáles son sus principales necesidades y cuáles son los posibles desafíos. Esto les permitirá conocer mejor a su hijo o su hija y entenderlos. Estamos hablando no solamente de los padres y madres, sino que también de los abuelos, abuelas, tíos, etcétera”, señaló la académica especialista en Educación Diferencial.
La profesora Sandra Catalán agregó que debe existir una participación activa de la familia en el proceso educativo de los hijos y de las hijas. “Es importante también promover la autonomía, que logren ser independientes en sus actividades diarias, que poco a poco vayan adaptando a las tareas según las capacidades que tenga el niño o la niña. Además, es fundamental fortalecer las habilidades que ellos presentan, que logren también el autocuidado, tomar decisiones y esto de manera progresiva hasta llegar a una adultez que realmente le permita ser autónomos en el contexto en el cual se van a desenvolver, ya sea social o laboral”.
En cuanto a cómo debe ser el rol del docente en la formación de los niños que presenten esta condición, la académica Sandra Catalán, agregó que “los profesores deben educarse sobre el trastorno del espectro autista y educarse en torno a todas las características de los niños y niñas, pensando en la actual diversidad de estudiantes. Es necesario realizar las planificaciones individualizadas, y trabajar en conjunto con el profesor de educación especial y con los profesionales no docentes del programa de integración. Además, deben generar ambientes estructurados; mantener un ambiente de aula ordenado, predecible, con rutinas claras y que sean consistentes”.
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